Revista de Investigación Talentos Volumen III. (1) Enero - Junio 2016
ISSN Impreso: 1390-8197 ISSN Digital: 2631-2476
ESTUDIO DEL CLIMA ORGANIZACIONAL: ASPECTOS
ESTRATÉGICOS PARA UNA GESTIÓN EMPRESARIAL EFECTIVA
ORGANIZATIONAL CLIMATE
STUDY: STRATEGIC ISSUES FOR AN
EFFECTIVE BUSINESS MANAGEMENT
Geovanni Basabe Moreno(1), Mauricio Basabe Moreno(2)
(1)Universidad Politécnica Salesiana del Ecuador UPS, gbasabe@ups.edu.ec
(2)Universidad Central del Ecuador UCE, mbasabe@uce.edu.ec
Resumen: En
este artículo se estudia el clima organizacional
desde un enfoque pragmático empresarial,
poniendo de relieve que, por medio
de determinados aspectos estratégicos que los contempla pero que por lo general no se los considera
predominantes o decisorios para promover
y obtener la efectividad empresa-
rial, a través de la influencia que ejerce en las actitudes y conductas; se llega a conceptualizarlo, a establecer sus rasgos característicos y matices
de manifestación, para finalmente proponer una alternativa metodológica
de evaluación objetiva del ambiente laboral para la empresa con el fin de adoptar los ajustes necesarios para alcanzar
la efectividad.
Palabras clave: clima
organizacional, enfoque pragmático
empresarial, efectividad empresarial, actitudes y conductas.
Abstract: In
this article the organizational
climate is studied by a companies practical point of view, with emphasis in some strategic aspects, that in general are no considerate important ones for personnel promotion
and get the company effectiveness by the attitudes and behaviors, it is made a concept,
with its own charac-
teristics and refinements, to propose a methodological alternative, objective with the labor
environment for the company in order to adopt the necessary adjustments to
get the effectiveness.
Keywords: organizational climate, business pragmatic
approach, business effectiveness,
attitudes and be- haviors.
Recibido: 08 - 10 - 2015
Aceptado: 11
- 01 - 2016
Publicado como artículo científico en Revista de
Investigación Talentos III (1) 20-26
I. INTRODUCCIÓN
U
sualmente los directivos empresariales, con el
propósito de conocer la consecución de los re- sultados de la empresa, consideran indicadores de
tipo
cuantitativo –como razones económicas-finan-
cieras, proyección del cash flow,
condiciones y es- tructura del financiamiento, productividad de los
activos, estimación de la rentabilidad, entre otros–,
descuidando un aspecto de no menor importancia
pero con una dimensión más etérea y algo complejo de cuantificar, como lo es el ambiente
laboral de la empresa, para el que se usará el término
“clima or- ganizacional”, variable que de acuerdo a estudios
em- píricos determina
o puede condicionar el éxito de la aplicación de una estrategia de intervención empre- sarial, haciendo factible que se logren mejores resul- tados y los respectivos
estándares de efectividad
previstos (Toro, 1996).
El
estudio del clima organizacional se
ha efectuado desde el ámbito
de la Psicología del Trabajo y de las Organizaciones1, a partir de lo cual se le ha atribuido
varias deducciones correlacionales
de ser
causa y efecto de particularidades
en la
empresa
por medio de una configuración dimensional. Desde la gestión de
personal, por ejemplo, su importancia viene dada como consecuencia de la
adopción de las prácticas de gestión de recursos humanos
con el propósito de incrementar sostenidamente el rendimiento de los
miembros organizacionales, bajo la
premisa de que el factor humano en condiciones favorables de tener autonomía,
accesibilidad a los directivos, ecuanimi- dad
en la escala de remuneración, estimación, consi-
deración y trato social con respeto, y de desarrollo y de progreso profesional,
actúan en favor del propio devenir y resultados de la empresa.
La tesis que antecede
se encuentra respaldada por al- gunos investigadores
de temáticas
empresariales (McMurray et al. 2004), existiendo también otros au-
tores que consideran que
el clima
organizacional actúa como moderador –o variable contingente– que influye sobre aspectos no exclusivamente financieros
de la
empresa, mediante aquellas dimensiones, que condiciona a actitudes
y conductas del personal de la
empresa encauzándolos hacia el logro
de los
fines principales que están inmersos
en los indicadores de
productividad (Midley y Vicente,
2009); siendo con- veniente distinguir aquel tipo de clima que favorece
–en
mayor o en menor grado– la motivación y satis- facción laboral, así como los
resultados o expectati- vas que se prevén conseguir por la esfera directiva.
Para
la elaboración del presente artículo,
se analizó bibliografía que se relaciona a la Gestión
de Organi- zaciones, constituyendo significativas las aportacio- nes de Domínguez et al. (2013), quienes
argumentan que por medio de la
percepción positiva de determi- nadas actuaciones
de los niveles directivos
el com- promiso institucional se robustece,
coadyuvando de esta manera a que
se logren
las metas
u objetivos planteados; Aburto y Bonales (2011), los cuales con-
sideran que el clima organizacional está influenciado por el desempeño de
los directivos,
puesto que al constatarse debilidad o desacierto para el ejercicio de
funciones mayor insatisfactoria será la percepción del
clima organizacional; García (2007),
quien sostiene que en la medición del clima organizacional debe in-
dagarse a fondo la empresa
con el propósito de iden- tificar
las cualidades
específicas, haciendo que el personal
que la integra contribuya a definir con gran
exactitud las variables o aspectos
que intervienen en la evaluación de un ambiente laboral.
Criterios que como un recurso complementario a los conocimientos obtenidos
en el proceso de formación académica en instituciones de educación superior na-
cionales y extranjeras y la práctica profesional de los autores en
instituciones tanto públicas como priva-
das, han servido para dejar
plasmado la significación del clima organizacional, llegando a precisarse
una
1 Con el afán de esclarecer lo que se entiende por clima organizacional, los aportes de varios autores
han evolucionado desde aquellos que se re- fieren a las características organizacionales que son valuadas por medio de percepciones individuales o colectivas (Forehand y Gilmer, 1964; Frie- dlander y Margulles, 1969)
donde predominarán los factores situaciones u organizacionales, a esquemas de orden cognitivo (James y Jones,
1974; James y Sells,
1981; Schneider, 1975) donde
los factores individuales serán ahora sus determinantes, pasando
por resúmenes de las percepciones (Schneider y Reichers, 1983) donde persona y situación
serán los que interactúan. Estos tres enfoques son descritos
con mayor detalle en la in-
vestigación de Mañas et al. (1999), del Instituto de Estudios Almerinenses –España–.
conceptualización,
para luego exponer sobre las ca- racterísticas, la forma en que se manifiesta y evalúa con el fin de simplificar su operatividad y compren- sión, objetivo del presente trabajo.
II. DELIMITACIÓN CONCEPTUAL
Los constructos,
de cultura organizativa
y de clima organizacional, han ocupado un lugar muy destacado
en la literatura de la Gestión de Organizaciones (As- hkanasy and
Jackson, 2001); sin embargo, al
haber sido objeto de estudio
desde diferentes disciplinas
académicas, se ha generado una controversia termi- nológica y conceptual entre los entendidos de esta te-
mática al tratar de determinar
ciertas similitudes y diferencias (Denison, 1996). Frente a ello, es nece-
sario señalar que los dos constructos presentan mati- ces que son
distinguibles, aunque en la realidad
el clima organizacional puede ser
entendido como una manifestación cultural (Arriola et al. 2011).
Esta última
–la cultura
organizativa– es concebida como un
sistema de significados compartidos por el personal de una empresa, que
direcciona los planes, las actuaciones y la toma de decisiones
(Basabe y Ba- sabe, 2013); por su parte el clima
aludirá a las parti- cularidades de un
entorno de trabajo que, al
ser percibido –directa e
indirectamente– por quienes lo integran, se convierte en un factor que influye
en ac- titudes y conductas, pudiendo determinarse en
base de su efectiva vivencia, la motivación, la satisfacción
y la implicación del personal de
la empresa
con su
labor (Pérez et al. 2014), lo que se
traduce en el re- sultado de la valoración objetiva que se efectúa res- pecto
de la calidad o condiciones de vida laboral.
Para este proceso de formación anímica se configura-
rán determinadas dimensiones,
como el grado de au-
tonomía del personal; nivel de estructura impuesta en
la
posición ocupada; orientación hacia la recompensa;
afecto, consideración y trato con respeto;
y de des- arrollo y de progreso
profesional. De esta forma, mientras paulatinamente se logre que
los directivos sistematicen las actividades y secuencias facultándo- les a los subordinados para que pongan en práctica su
preparación profesional, talento
y habilidades; exista accesibilidad a las esferas
directivas de manera que
las ideas y aportes sean
tomados en consideración; haya ecuanimidad en las remuneraciones valorándose
los méritos, esfuerzos y logro de
resultados; impere la amistad y el respeto mutuo en las interrelaciones
sociales y de trabajo; exista la
acumulación de cono- cimientos y
la satisfacción por el buen hacer de las funciones; mejor será
percibido, lo que determinará la efectividad de la empresa y su perpetuación.
Al
respecto y de forma complementaria, se sostiene que cuando el personal percibe
que la dirección los apoya y les estimula
a conseguir un trabajo
en equipo y a apoyarse
entre sí, permitiéndoles al mismo tiempo
un cierto
grado de autonomía y auto organización,
bajo normas claras de actuación y la admisión
de sus propuestas, se robustece el compromiso institucional que coadyuvará a la
obtención de los objetivos em- presariales (Domínguez et al., 2013).
En base de las ideas precedentes sobre lo que implica
el clima organizacional para la buena
la gestión em- presarial, es
primordial que los directivos concienti- cen acerca de la
responsabilidad que poseen
en cuanto a la instauración de determinadas condiciones
que haga que los miembros organizacionales actúen positivamente a favor de la
empresa.
En tal sentido, las condiciones referidas se establece- rán en
la empresa a través
de las políticas, normas, instrucciones, prácticas, comunicación, coordinación,
evaluación y remuneración, adopción de las decisio- nes y de otras maneras de gestión que constituyen as-
pectos objetivos de un ambiente
laboral y que son fuente importante
de estímulo para el personal de la empresa,
particularidades que conceptualizan
el clima organizacional.
III. RASGOS CARACTERÍSTICOS
El clima organizacional posee rasgos que lo caracte- rizan y que, al mismo tiempo,
hace que las empresas
se distingan entre sí:
a.- A pesar de la dificultad que involucra el establecer
una medición de tipo cuantitativo, es susceptible de ser evaluado a través
de las percepciones que el per- sonal de la empresa realiza de su ambiente laboral,
de lo que les significa
a ellos, que puede ser de agrado o de desagrado, según se encuentren
aquellas condi- ciones deseadas o discrepancias entre lo existente y lo que se pretendería existiese (Reinoso y Araneda,
2007)2.
b.-
Denota integridad de propósito dado que es pro- bable el que
se configuren diferentes tipos de clima acorde
a las intencionalidades –clima de servicio, se- guridad,
creatividad, entre otros–, pero también
puede hallarse subdividido en la empresa –al referirse
a los niveles departamentales o de los equipos de tra-
bajo– (González-Romá, 2011), siendo permanente su
percepción en el tiempo sin que se deseche la posibi-
lidad de que puedan presentarse algunos
cambios co- yunturales.
c.- Está afectado
por aspectos estructurales3, políticas,
modos de dirección4 y por las prácticas de gestión de recursos humanos5, pudiendo generarse compromiso,
lealtad y sentido de pertenencia en el personal de la empresa (McMurray
et al. 2004), a través un espíritu
de labor desinteresado y sincero demostrado por sus actitudes y conductas.
d.-
Es una variable de resultado puesto que la frus- tración, la insatisfacción en
el trabajo, la deslealtad, la escasa afiliación, los reducidos niveles
de produc- tividad, el ausentismo y la rotación en excesiva tasa
–entre otros–,
son síntomas de un mal clima; mientras
que el logro, la lealtad,
el sentido de pertenencia, la
productividad, el reducido absentismo y rotación, el ingenio
y la adaptación al trabajo –entre otros– son signos de un buen clima.
IV.
MATICES DE SU MANIFESTACIÓN
En
lo que respecta a las
exteriorizaciones del clima organizacional
pueden enunciarse:
a.-
El entorno físico y el espacio de trabajo –que in- cluye la distancia entre el
personal evitando hacina- mientos– y sus condiciones
–claridad, diseño arquitectónico y colores,
temperatura, ventilación, er- gonomía,
ruido, limpieza, higiene y salubridad, y hasta la disponibilidad de recursos tecnológicos–; de-
duciéndose que al ser los adecuados se contribuye a que el personal de la
empresa se sienta cómodo y a gusto con su entorno, aspectos que influirán en el am-
biente laboral (Chiang et al. 2007).
b.- El funcionamiento interno de la empresa –en con-
cordancia con los anteriores autores: la comunicación
y coherencia institucional, el reconocimiento por parte de los directivos y compañeros por el aporte
de nuevas ideas, el comprometimiento cuando se es par-
tícipe, la delegación de responsabilidades
y tareas, los distintos mecanismos de mando, etc. –;
son as-
pectos que se interpretan de un modo positivo o ne- gativo formándose un
ambiente que será aceptado o rechazado, en su orden.
2 Los autores proponen un Modelo de Diagnóstico del Clima Organizacional basado en la medición no solo de las percepciones que posee el per-
sonal de la empresa de su ambiente laboral –lo que es–, sino que incluye las
expectativas de este –el deber ser–.
3 Haciendo referencia a los aspectos estructurales de las empresas:
el centralismo y enraizamiento de los niveles
directivos genera ambientes
muy cerrados, autoritarios, rígidos, forzados y fríos, incómodos
para la creatividad del personal,
a diferencia de las empresas innovadoras
que se
destacan por poseer ambientes abiertos, participativos y cálidos;
acerca de las reglamentaciones y las políticas
formalizadas, su excesiva intensidad
no puede crear más que una atmósfera
de poder autocrático e impregnar en sus integrantes una sensación de dificultad o, peor aún, de opresión, a pesar de que se podría
alcanzar una cierta eficiencia a corto plazo, se correría el riesgo de que a
futuro se produzca una baja importante en el rendimiento de los trabajadores por causa de la falta
de motivación, las quejas, la rotación, el absentismo y otras incidencias negativas para la pro-
ductividad; respecto del tamaño y la dimensión organizacional,
mientras más lo sean mayor es el control emocional, más formales y convencionales
los roles
y mayor estructuradas las labores por
las normas
regulatorias, convirtiéndose las relaciones personales rutinarias, regladas y,
por lo
general, reducidas al mínimo a causa de la especialización de actividades
(Payne and Mansfield, 1973; Lawler et al.
1974).
4 Un estilo de administración burocrático y que sea autoritario, característico de un excesivo control
y poca confianza en el rol de los subordinados, puede originar
un ambiente tenso, de desconfianza y con actitudes
escapistas e irresponsables, lo que puede robustecer un estilo que es controlador, autoritario y desconfiado de la esfera directiva –y viceversa– (James y Jones, 1974). Por otro lado, respecto del desempeño directivo, Aburto y Bo- nales
(2011) han determinado que mientras se gestione la empresa de forma inadecuada
con presencia de desaciertos, creando conflicto, no se
instruya y dirija al equipo técnico, no se comunique
ni coordine y sea percibida
una carencia de idoneidad al cargo, mayormente insatisfactorio será
el ambiente laboral en la empresa.
5 Kopelman
et al (1990) desarrollaron un modelo sobre el clima, la cultura y la productividad: la cultura influye en las prácticas de gestión de recursos
humanos, las que influirán –a su vez– en el clima y, por último, en la productividad. Por tanto, estos autores
postulan que las prácticas de gestión de recursos humanos influyen en la
productividad empresarial por medio de sus efectos en el clima; es decir, sobre las percepciones que los indi-
viduos o miembros organizacionales poseen de su ambiente laboral en base de su
real y vivencial experiencia.
c.- El comportamiento social individual y colectivo
–que involucra
también el grado de conflictividad so-
cial–, la predisposición de inmiscuirse
con
los pro- yectos, programas y actos que se llevan
a cabo por la empresa,
la socialización de conocimientos, el ánimo
positivo para acoger ideas de mejoramiento, la con- fianza sobre
los resultados obtenidos, la satisfacción
salarial, los procesos para el ascenso profesional y la estabilidad laboral; serán el resultado de lo que ocurre
al
interior de las organizaciones empresariales a causa de elementos, caracteres, formas y realidad
que cons- tituyen el
sistema (Sandoval, 2004).
Estos matices permiten –en principio– el que se tenga una
idea bastante clara sobre ambiente de tra- bajo, constituyéndose en los
aspectos más palpables y manifiestos que se pueden destacar. Sin embargo, cabe anotar, que
cada uno de ellos son interpretados como un resultado
del clima organizacional (Salazar et al. 2009), lo que
hace imperativo
el mejorarlos
para
lograr la efectividad de la empresa por efecto del
restablecimiento de los mismos –en
el supuesto de que no sean adecuados–.
V. ALTERNATIVA METODOLÓGICA
DE EVALUACIÓN
Con la finalidad de
evaluar pragmática y de forma sistémica el clima organizacional, no basta con refe-
rirse a sus diversos matices, sino
que se debe poner especial atención a las percepciones y a los discerni-
mientos que el personal de la empresa efectúa
sobre ésta (García, 2007),
considerando que mediante la obtención
de dichas
conjeturas se podrá establecer las estrategias de cambio para que se solvente las des-
viaciones. Ello implica el diseñar
una metodología
que comience por disponer de la información opor-
tuna y que sea pertinente, para luego continuar
con la ejecución de determinadas etapas en orden.
En este
sentido –a manera de insumo–, una parte de la información será recabada
del análisis documental,
de las apreciaciones y de otras fuentes
primarias que
sirven para tener de
una visión
inicial sobre la em- presa;
en tanto que para el resto de la información se necesitará de cuestionarios con preguntas preestable-
cidas (Corral y Pereña,
2002), de la realización de en- trevistas estructuradas y de dinámicas
grupales que den cuenta, para efectos de informe, de la experiencia
interna laboral que tiene el personal de la empresa.
Las etapas secuenciales
referidas serán:
a.- Identificación de la dinámica
empresarial a través del análisis de la interrelación
entre unidades técni- cas, administrativas, jurídicas y de tipo operativo, de- terminando la
posible descoordinación y/o
desviaciones existentes para implementar los correc-
tivos necesarios –en esta labor
se deberá estudiar: coherencia del orgánico
funcional, procesos, prácti- cas, normas, formalidades e informalidades y los as- pectos organizacionales de la empresa de manera que
se deduzca la efectividad que se constituirá en efecto del ambiente
laboral–.
b.- Procesamiento
de la
información lograda –de aquella facilitada por el personal
de la empresa de su experiencia interna laboral–, siendo útil en esta etapa el
que se
aplique el Likert Organizational
Profile6 para que sea factible un tratamiento estadístico y pue- dan
explicarse cuantitativamente los resultados –hay que
también considerar en este aspecto
el identificar ciertas
dimensiones del clima, aquellas que son fun- damentales para que los miembros organizacionales demuestren una actuación positiva
en bien de la em- presa–.
c.- Integrar los resultados de los análisis en el sentido
de que se contraste lo obtenido en base al trabajo de gabinete con la evaluación que ha sido efectuada por el personal de la empresa respecto de
su experiencia laboral, debiendo argumentarse las proposiciones que
sean del caso para explicar
que existan determinadas variantes. En esta etapa será importante compartir los
resultados con el personal más prominente de la em- presa para que –en base de sus criterios y opiniones–
6 Para
no considerar los extremos de respuesta de un sí,
o un no, que no explican de modo suficiente la actividad interna empresarial, los consultores
suelen usar esta herramienta metodológica de
evaluación que facilita respuestas
intermedias incorporando grados de
significado y ciertos niveles de intensidad con una escala de 5 categorías
–siempre, frecuente, moderadamente, con cierta frecuencia y nunca–.
,
se identifiquen
los síntomas
provocadores de un “mal ambiente
de trabajo” –o clima–, proponiéndose las alternativas de
solución.
Una vez
identificados y consensuados los aspectos de mejora
global o específicos, un Comité de Segui-
miento presidido por la Alta Dirección (Pérez et al.
2006) se necesario para
que se
asegure el cumpli- miento de
las acciones
que se
recomiendan en los análisis
elaborados, pudiendo designarse la respon- sabilidad de ejecución y control a la unidad
o unida- des de
la estructura
empresarial para que sean superados aquellos desajustes identificados.
VI. CONCLUSIONES
El estudio
que se ha efectuado sobre el clima organi- zacional
ha denotado
de forma
pragmática y argu- mentada
aquellos aspectos estratégicos que se
deberán tomar en cuenta para alcanzar una buena ges-
tión empresarial –dimensiones definidas de respon- sabilidad del directivo
en cuanto a su implementación y consecución de durabilidad en la empresa, aspectos
organizacionales y funcionales que lo
influyen pero que también son
resultado de una apreciación posi- tiva o negativa dada y método de evaluación
de tipo participativo y sistémico para
beneficio de la em- presa–.
En
tal sentido, destacar las dimensiones que se han considerado determinantes
como: la autonomía, la accesibilidad a los niveles
directivos, la ecuanimidad
remunerativa, la estimación, consideración y trato so- cial con respeto, y el desarrollo y el
progreso profe- sional; ha sido fundamental para que por medio de la
influencia que es ejercida en las actitudes y conductas del
personal de la empresa se
actúe en favor de la
efectividad.
Además de lo anteriormente expuesto se ha argumen-
tado en relación a la incidencia que presentan ciertas variables estructurales, modos de dirección y desem-
peño directivo
sobre el clima organizacional, para efecto de implementar las estrategias más pertinen- tes.
Finalmente,
con el fin de que se logre simplificar su operatividad y comprensión, se ha expuesto sobre sus
exteriorizaciones –entorno físico
de trabajo
y sus condiciones; dinámica de
funcionamiento de la em- presa y comportamiento social–, para luego llegar a plantear
un adecuado método de evaluación que pon-
dera las percepciones del personal
respecto del en- torno laboral
empresarial de manera que se
identifiquen plenamente los desajustes y desviaciones organizativas que son determinantes del clima orga- nizacional,
deduciéndose la estrategia de interven-
ción.
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