LA AGROINDUSTRIA DEL BANANO EN LA COSTA SUR ECUATORIANA: UNA MIRADA CRÍTICA DESDE LA COREMÁTICA

THE BANANA AGROINDUSTRY IN THE SOUTH COAST OF ECUADOR: A CRITICAL VIEW FROM THE COREMATIC PERSPECTIVE

Giannina Zamora Acosta (1); Efraín León Hernández (2)

(1)Docente-investigadora invitada del Área de Salud de la UASB, Miembro Nacional de la Comisión de Geografía del IPGH – Ecuador.

(2)Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)

Email: ninazamoraa@gmail.com

https://doi.org/10.33789/talentos.8.1.144

Resumen: El espacio agroindustrial bananero se ha estructurado en el marco de una matriz de poder social, económico, político y militar, construida bajo el paraguas de un proyecto de poder global representado por las trasnacionales y que se imbrican con el poder local desde inicios del siglo XX. El objetivo de la investigación consistió en mirar críticamente, con ayuda de la coremática, a los modelos espaciales estructurados por la agroindustria del banano en la costa sur ecuatoriana. La investigación se enmarca en la geografía crítica, utilizando las categorías espacio social y territorio, constituyéndose éstas en puentes articuladores y de diálogo con otras disciplinas, permitiendo reflexionar y analizar las formas y estructuras del espacio en torno al agronegocio del banano. Para identificar y representar las formas y estructuras espaciales elementales (o coremas) configuradas por el mercado bananero se utilizó la geohistoria como herramienta teórico – metodológica debido a que articula espacio-tiempo y sociedad. Los coremas no responden a escalas cartográficas convencionales, pero permiten la representación del movimiento espacio-tiempo-sociedad y su análisis desde la totalidad, complejidad y dialéctica. Los corotipos sociohistóricos que se identificaron son: (1) efecto andino y de divisoria de aguas, (2) orbital de propiedad de centro y periferia, (3) mercado orbital y de redes jerárquicas, (4) efecto de complementación y diferencia portuaria y (5) efecto de comercialización y distribución; estructuras elementales que definen el modelo de organización del espacio de la costa sur en torno a la agroindustria del banano.

Palabras claves: espacio, territorio, agroindustria del banano, costa sur, corema.

Summary: The banana agroindustrial space has been structured within the framework of a social, economic, political and military power matrix, built under the umbrella of a global power project represented by transnational corporations and intertwined with local power since the beginning of the twentieth century. The objective of the research consisted of looking critically, with the help of corematics, at the spatial models structured by the banana agroindustry on the south Ecuadorian coast. The research is framed within the framework of critical geography, using the categories of social space and territory, which constitute bridges of articulation and dialogue with other disciplines, allowing reflection and analysis of the forms and structures of space around the banana agrobusiness. In order to identify and represent the elemental spatial forms and structures (or choremas) configured by the banana market, geohistory was used as a theoretical and methodological tool because it articulates space-time and society. The choremas do not respond to conventional cartographic scales, but allow the representation of the space-time-society movement and its analysis from the totality, complexity and dialectics. The sociohistorical chorotypes identified are: (1) Andean and watershed effect, (2) orbital of center and periphery, (3) orbital and hierarchical networks, (4) complementarity and port difference effect, and (5) marketing and distribution effect, elemental structures that define the model of organization of the south coast space around the banana agroindustry.

Key words: space, territory, agroindustry of banana, south coast, chorem.

I. INTRODUCCIÓN

Este artículo forma parte de la investigación de la tesis doctoral de Giannina Zamora Acosta, en el marco del doctorado “Salud Colectiva, Ambiente y Sociedad”, de la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB- E). Tiene como objetivo mirar críticamente, con ayuda de la coremática, a los modelos espaciales configurados por la agroindustria del banano en la costa sur ecuatoriana.

Desde hace siglos la humanidad ha entendido los mapas como lenguajes visuales, y como todo lenguaje, se construye con el apoyo de “un alfabeto de símbolos” (Borges, 2019 [1949], p. 204), con significados convencionales y que conforman una gramática espacial.

Los mapas pueden permitir expresar discursos críticos y dar voces a los grupos sociales con los cuales se trabaja e investiga diferentes perspectivas de la realidad, entendida ésta como resultado de la construcción y re construcción de prácticas espaciales históricas.

Un complemento para la lectura crítica de un acontecimiento o del proceso espacio-tiempo de un territorio determinado constituyen los coremas, los cuales fueron presentados por Roger Brunet a mediados del siglo XX.

Para Lacoste, esta perspectiva coremática aparecería “como una suerte de investigación formal, a remolque de diversas ciencias sociales y centrada sobre un espacio social concebido de manera demasiado estrecha y abstracta” (Lacoste, 1995,p. 19 citado en García 1998, p. 6). Pero, para García, lo más original de esta corriente es la reflexión que “exige saltar mucho más allá de la vertiente meramente teórica o académica” (García 1998, p. 7) porque la coremática es “un enfoque global de la Geografía” (Brunet, 1996, p.32), que permite un análisis territorial crítico.

El reto de las herramientas geográficas (mapas, coremas, entre otros) es identificar posibles claves con las cuales fueron construidas diversas injusticias sociales y espaciales en los territorios, y a través de estas claves proponer estrategias que permitan concretar justicia social y espacial.

Para mirar críticamente las diferencias e inequidades espaciales que se articulan al territorio del agronegocio del banano, y que se expresan en diferentes escalas articuladas, jerárquicas, complejas y dialécticas, mediante el uso de coremas, se requiere primero explicar el proceso geohistórico de la forma, contenido y estructura del territorio bananero del litoral ecuatoriano en general y, específicamente, la costa sur (zona del presente estudio).

La costa sur forma parte de la llanura aluvial del litoral ecuatoriano y constituye una de las zonas con las mejores características de suelo para actividades agrícolas (IEE-CLIRSEN, 2017), zona que históricamente ha sido la que ha proveído al país de “divisas extranjeras al producir una gran diversidad de cosechas como el cacao, caña de azúcar, arroz, café, piñas, algodón y maíz duro” (Roberts 2009, p. 12) entre otros productos, muchos de los cuales han sido desplazados a mediados del siglo XX por plantaciones de banano.

Las plantaciones de banano para exportación estuvieron presentes en Ecuador antes y durante el auge del mercado del cacao, período de 1860 a 1920 (Larrea 1987), aunque ocupando espacios productivos de manera marginal, de acuerdo a los datos registrados por el Banco Central del Ecuador (figura 2 y 3).

El proceso de transformación capitalista del modelo mono-exportador de cacao1 al modelo mono-exportador de banano se produjo a inicios del siglo XX, con la entrada de la United Fruit (UF) al Ecuador en 1934 (Roberts 2009, 2019; Striffler 2002), época en la que confluyeron: la caída de precios del cacao en el mercado internacional, así como la destrucción de muchas plantaciones de cacao por la plaga denominada escoba de bruja2, entre otros.

El interés de la UF en Ecuador respondía a la necesidad que tenía la empresa de expandir y re- localizar sus plantaciones por Latinoamérica, debido a que sus cultivos (enclaves) en Centroamérica, resultaban vulnerables a: amenazas climáticas, el mal de Panamá, entre otros (Striffler 2002, Cépeda 2009).

La intervención de la UF en Ecuador se concretó mediante la compra de la hacienda Tenguel, en 1934, la cual constituyó el primer enclave bananero del Ecuador (Striffler 2002), permitiendo la insertación del país en el mercado global, como parte del “movimiento mundial de capitales en la industria del banano”, junto a otras trasnacionales (Striffler 2002, p. 31).

La United Fruit había sido caracterizada por algunos autores, como Kepner y Soothill, a inicios de la década de 1930, en los siguientes términos:

esta poderosa compañía ha estrangulado a los competidores, dominado a los gobiernos, encadenado los ferrocarriles, arruinado a los plantadores, asfixiado a las cooperativas, dominado a los trabajadores, luchado contra el trabajo organizado y explotado a los consumidores. En 1930, United Fruit tenía unos activos totales de cerca de 250 millones de dólares y era el señor indiscutible de la industria bananera (Kepner y Soothill 1935, 336, 341 citado en Striffler 2002, p. 31).

La hacienda Tenguel se localizaba en la llanura costera, ubicándose al sur de la provincia de Guayas, y próxima a la provincia de El Oro. Tenguel marcó el “comienzo de una nueva era, tanto para la costa sur como para el país en su conjunto” (Striffler 2002, p. 28).

Tenguel se constituiría en el epicentro territorial para la territorialización de la agroindustria de banano, epicentro percibido y concebido como símbolo de desarrollo y progreso. Desde la perspectiva de la sociedad capitalista entonces y actualmente vigente, el progreso representa “el desarrollo científico-tecnológico, el crecimiento económico, la modernización capitalista, la expansión mercantil, la obsesión productiva, […]” (Benjamín 1973, p. 6 citado por Sierra 2011, p. 2)

El territorio adquirido por la UF devendría entonces en el espacio político – ideológico, arena de prácticas sociales, representaciones y significados (Lefebvre 2013[1974]), testigo de formas de reproducción social que permitieron la expansión de espacios de capital agroindustrial, y con éstos, la emergencia de tensiones, articulaciones y contradicciones con los espacios vividos y configurados por las economías campesinas locales.

Fig. 1. Zona de la hacienda Tengue

Fuente: Striffler (2002, p. 12)

El mercado principal de la UF era Estados Unidos, lugar-mercado donde llegaba el banano proveniente de su plantación en Tenguel, así como el comprado a otros productores nacionales, habiéndose establecido una relación productor-exportador por medio de contratos, los cuales se mantendrían aún después de que la UF perdiera su enclave en 1962, a consecuencia de la invasión de campesinos sin tierra y trabajadores de la hacienda3(Striffler 2002). Los contratos que la UF imponía a los productores tenían el objeto de trasladar los riesgos de producción al productor, práctica que la realizaba también con los productores en Centroamérica (Striffler 2002). Esta forma de relación comercial en el proceso producción - exportación se mantiene hasta la actualidad con respaldo del Estado, a través de contratos productor-exportador o productor-intermediario e intermediario-exportador

Durante la Segunda Guerra Mundial las exportaciones disminuyeron, por lo que los “comerciantes locales, campesinos y los terratenientes relativamente grandes, aprovecharon las oportunidades abiertas por la hacienda” (Striffler4 2002, p. 43) Tenguel para insertarse en el mercado bananero e ir consolidando el territorio bananero en la costa central y sur.

En 1948 se registra el primer boom bananero para Ecuador (Striffler 2002, Estadísticas del Banco Central del Ecuador 1910-2018, Maiguashca 1992, Larrea 1987). Para este pico de mercado confluyeron varios procesos, entre ellos: mejora en la producción (cajas/hectárea), calidad del producto, ampliación de mercados, inversión (local e internacional), políticas de fomento estatales, costos competitivos (salarios bajos para los trabajadores de este sector, flexibilización laboral), inversión en infraestructura (vial y de puertos), a más de otros (Cevallos 1984, Acosta 2001).

Los auges y crisis del mercado bananero se vendrían a expresar en la configuración y estructuración del espacio de la costa sur, tanto en la zona urbana como rural; en la primera, se consolidó e inició el proceso de expansión de zonas urbanas (INEC 1950-2010) y, en la segunda, se produjo un movimiento de ampliación, fragmentación o reducción de los territorios bananeros (mapas del MAGAP 1982, CLIRSEN-PNB 1995; IEE-CLIRSEN 2017).

Fig. 2. Producción nacional de banano (TM)

Fuente: Ministerio de Agricultura y Ganadería (1954 – 2008) e Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (2008 – 2017). Referencia: Anexo Producción de Banano

Elaboración: Giannina Zamora Acosta 2020

Fig. 3. Superficie nacional de banano en hectáreas 1941-2018

Fuente: Stacy May 1949, INEC (Censos agropecuarios de 1954, 1962, ESPAC 2016, 2017, 2018), PNB – CLIRSEN (1980-1994, Catastro bananero 1995), INFOPLAN (2009), MAGAP (2013)

Elaborado: Giannina Zamora Acosta 2020.

Tres provincias: Guayas, Los Ríos y El Oro (costa sur), aglomeran el 91,8% de los predios y el 92% de la superficie plantada de banano a nivel nacional para el 2013. Entre éstas, la provincia de El Oro se distingue por tener la mayor distribución de la superficie bananera a nivel nacional, habiendo en esta zona un predominio de plantaciones menores a 20 hectáreas.

Tabla 1. Plantaciones bananeras catastradas en 2013 por provincias

Provincia

Área (ha)

%

No. Predios

%

Esmeraldas

1328,96

0,83

36

0,63

Guayas

46923,38

29,22

1870

32,95

Los Ríos

57812,76

36,00

973

17,15

Manabí

329,56

0,21

2

0,04

Santa Elena1

1034,11

0,64

11

0,19

El Oro2

43014,44

26,79

2368

41,73

Región sierra

8618,2

5,4

314,0

5,5

Zona no delimitada

1511,5

0,9

101,0

1,8

Total

160572,9

100

5675

100

Fuente: MAGAP (2013)

Elaborado: Giannina Zamora A.

La entrada de otras trasnacionales al país, como Chiquita Brands (UF), Dole (Standard Fruit), Del Monte (Striffler 2002), y de empresas nacionales o de capital mixto, como Bonita Banana (grupo Noboa), Reybanpac (grupo Wong) entre otras, configuran histórica y actualmente formas y estructuras espaciales jerárquicas, acorde a la estructura vertical del mercado bananero (Montalvo 2008).

La costa sur, y el Ecuador en general, no han tenido cambios significativos en la estructura de la tenencia de la tierra, a pesar de la promulgación de dos leyes de reforma agraria (Cevallos 1984): la primera, promulgada en 1964 y, la segunda, en 1973, leyes emitidas durante el período que recorría con fuerza el fantasma del comunismo por Latinoamérica, fantasma que permitiría la generación de ciertos intentos de políticas públicas con tintes de equidad social; habiendo sido estas políticas de reforma agraria apoyadas por organismos como la OEA y el Banco Interamericano de Desarrollo (El Comercio 15 de enero de 20165), entre otros.

Las dos reformas agrarias (1964 y 1973) permitieron consolidar y expandir a las grandes haciendas bananeras, aunque de la segunda Ley también se beneficiaron los socios de la Unión Regional de Organizaciones Campesinas del Litoral (UROCAL), una de las organizaciones sociales que fuera reconocida en los años 70s por su lucha por el derecho a la tierra, organización con incidencia en las provincias de Guayas, Azuay y El Oro (Carrillo 2013). Sin embargo, en general se puede decir que a escala nacional y local se mantuvo la matriz de poder desigual e inequitativa en la distribución de la tierra (Larrea 2007, Cevallos 1984).

A partir de 1990 se sepultó “cualquier resquicio de reforma agraria, promoviendo el acaparamiento de los recursos naturales, mercantilizando la tierra y el agua, y concentrándolas en pocas manos” (Yulán 2014, sp ) a través de la promulgación de la Ley de Desarrollo Agrario, emitida en 1994 por Sixto Durán Ballén (Ibid.). A está década le corresponde la época de mayor deforestación que ha sufrido la zona litoral6

(Sierra et al. 2021) en general y la costa sur en particular.

En síntesis, de acuerdo a la autora, los procesos que han incidido en la actual estructura de los territorios en la costa sur son: División social del trabajo, economías de la dependencia, globalización del mercado bananero, políticas de fomento Estatal, políticas agrarias (reforma agraria entre otras), mercado vertical e inversión en infraestructura (vías y puertos), todas éstas operando en el marco de matrices inequitativas de poder y con incidencia en todas las escalas espaciales: global, nacional y local, no de forma separada o secuencial, sino imbricadas en contradicción y/o complementación.

Imbricaciones que deben ser representadas y leídas críticamente, primero desde el entendimiento del territorio como espacio complejo y dialéctico, donde se articulan procesos sociales, económicos, políticos, ambientales y culturales (Zamora 2019) y, segundo, “no hay relaciones sociales sin espacio, de igual modo que no hay espacio sin relaciones sociales” (Lefebvre 2013[1974], p. 14); por lo tanto, el espacio geográfico a representar “es un producto social” (Cabeza et al., 2012, p. 69) lleno de representaciones y significados (Lefebvre 2013[1974]).

El espacio geográfico, como producto social, es portador de dominio de la acumulación de capital y de la descomunal asimetría e inequidad y, para el análisis y su representación, se aborda a partir de la propuesta de Lefebvre (2013[1974]) de “producción del espacio” (Lefebvre 2013[1974], p. 15), encarada desde su triada conceptual integrada por “prácticas espaciales, las representaciones del espacio y los espacios de representación. A cada una de estas dimensiones le corresponde, respectivamente, un tipo de espacio: el espacio percibido, el espacio concebido y el espacio vivido” (Ibid.).

En el espacio percibido se dan los procesos de producción y reproducción social que permiten y consolidan los espacios de capital bananero y de otros procesos extractivos, en el cual se configurará la identidad de los sujetos sociales que habitan en la costa sur.

El espacio concebido constituye el espacio instrumental, operacionalizado por los gobiernos (nacionales, locales) y planificadores, donde se establecen símbolos y representaciones del modelo espacial deseado (articulado a discursos de desarrollo y progreso), muchas veces respondiendo a perspectivas fragmentadas de la realidad.

Finalmente, el espacio vivido, con prácticas y conocimientos agrarios que rompen el pensamiento y se acompañan de prácticas monolíticas y hegemónicas, como son los monocultivos. Los espacios vividos pueden considerarse como propuestas alternativas a la matriz de poder que ha configurado paisajes de inclusión, exclusión y segregación social, económica y política e injusticia espacial.

Cada uno de estos espacios (separados solo por motivos de explicación), debe ser analizado como un todo y parte, de forma simultánea, como en el Aleph de Borges (2019 [1949]); solo así se podría representar desde una mirada crítica el movimiento espacio-tiempo-sociedad, a través de mapas y coremas, estos últimos formulados originalmente por Roger Brunet en la década de 1960 y que integran elementos de la teoría “general de sistemas, el estructuralismo, la semiología espacial, y la modelización gráfica y cartográfica” (García 1998, p. 5), propuesta que ha tenido seguidores y detractores.

Brunet, al respecto, propuso una gramática de símbolos que se basan en formas muy sencillas de cualquier representación cartográfica: punto, línea, área o polígono y red, los cuales son detallados en siete encabezados que son: (1) estructuras malladas (maillage), (2) estructuras regulares (quadrillage) referida a flujos (dinámica, movimiento, intensidad) y redes, (3) atracción gravitacional (attraction) para representar órbitas, enlaces, etc., (4) contacto (contact) para conexión, puente, etc., (5) polarizaciones o variaciones (tropisme) o flujos direccionales, (6) dinámica territorial (dinamique territoriale) para evoluciones, tejidos de cambio, etc. y (7) jerarquía (hierarchie) para subconjuntos, subordinaciones, etc., que resultan en un total de 28 coremas, cuyo significado es el mecanismo en juego que revela un proceso o un arreglo (Brunet, 1986, p. 3)7.

El presente artículo no pretende realizar un análisis de las discusiones de sus seguidores y detractores, sino que rescata a la gramática de coremas planteados por Brunet, así como algunas aplicaciones realizadas por Deler (2007), Godard (1986) y otros autores, como una herramienta de representación del espacio geográfico, que puede ser construido e interpretado desde la mirada crítica del método dialéctico.

Los coremas son propuestas de representación geográfica y pueden servir como herramientas para explicar las dinámicas sociales, económicas, ambientales, políticas, entre otras, que concurren en el espacio geográfico; sin embargo, como todo modelo, debe ser interpretado desde la intencionalidad de quien lo elabora, pues toda representación del espacio responde a una postura ideológica, política (Agnew 2005) y de relaciones de poder, y debe preguntarse no solo: ¿a quién sirven? estas representaciones espaciales, sino también: ¿a quién pueden servir? (Lacoste 1977), ya que el capitalismo siempre fue y es “un proyecto geográfico” (Smith 2002, p. 144).

II. MATERIALES Y MÉTODOS

El método de aproximación de la investigación es dialéctico, porque se entiende al territorio desde la complejidad, contradicción y totalidad para su representación e interpretación. La observación y reflexión de la estructura espacial de los territorios bananeros se realizaron a través de la geohistoria y fueron explicados en la introducción. La geohistoria es una herramienta teórica metodológica que permite articular espacio, tiempo y sociedad, esta última constructora de espacios.

La geohistoria se ha abordado desde una perspectiva “interdisciplinaria y transdisciplinaria”, que entiende al espacio como una construcción social, donde “lo temporal y lo espacial se apoyan en la categoría procesos, el espacio […] presenta una dinámica, complejidad, heterogeneidad y especificidad que lo define, de acuerdo a las condiciones históricas” (Aponte 2006, p. 1). La geohistoria maneja la unidad “dialéctica tiempo-espacio” (Aponte 2006, p. 2). Por lo tanto, la geohistoria deviene, “en términos del conocimiento, una representación de la realidad a la cual tratamos de dar respuesta […] donde se integran, por una parte, el espacio y por otra el tiempo: las dos grandes variables del conocimiento científico social” (Tobar 1995, p. 63 citado en Aponte 2006, p. 2). El análisis del espacio, desde el enfoque de la geohistoria, conduce a un “análisis objetivo, estableciendo correlaciones en las diferentes escalas: local, regional, nacional, internacional y/o mundial” (Aponte 2006, p. 3). El proceso de configuración espacial en el litoral ecuatoriano (explicado en la introducción) se localiza en la costa sur, conocida también como litoral sur, que corresponde a la llanura aluvial costera, con “una anchura de 30 a 40 km, donde descienden numerosos ríos cortos de los contrafuertes andinos (AMBE-IFAC 1959, p. 17), y que mayoritariamente se localiza política-administrativamente en la provincia de El Oro (mapa 1), la cual limita con Perú.

Mapa 1. Zonas bananeras de la costa sur ecuatoriana 2017

Fuente: IEE-CLIRSEN (2017), CELIR (2019)

Elaborado: Giannina Zamora

Las fuentes de información de esta investigación han consistido en: entrevistas a sujetos sociales claves, revisión documental, cartografía y bases de datos cuantitativas de fuentes secundarias.

Las veinte entrevistas a actores claves fueron realizadas durante el período 2018-2020, e incluyen a técnicos-especialistas, académicos, dirigentes sociales, productores (pequeños y grande) y un empresario.

La revisión documental incluyó los análisis y reflexiones que se han generado alrededor del mercado del banano desde diversas perspectivas: sociales, económicas, políticas y de la determinación social de la salud.

Las bases de datos numéricas (exportaciones, mercados, área sembrada) fueron sistematizadas por períodos, establecidos éstos de acuerdo a criterios económicos, políticos y espaciales. La información fuente se recabó de organismos estatales como el Instituto de Estadísticas y Censos (INEC), Banco Central del Ecuador (BCE), Ministerio de Agricultura, Instituto Geográfico Militar (IGM), Centro de Levantamientos Integrados de Recursos Naturales por Sensores Remotos (CLIRSEN), Instituto de Estudios Espaciales (IEE), así como de organismos internacionales como la FAO.

Para generar los coremas como modelos gráficos (Santamaria 1998). implica una abstracción de la realidad. Los insumos para generar los coremas explicados en los resultados, consideran: localización de la costa sur (mapa 1), estructuración histórica de los territorios bananeros (introducción y mapa 2), identificación de la articulación del procesos producción – consumo de la fruta (figura 1, 2, 3 y 4), todos ellos construidos e interpretados desde la perspectiva de la geografía crítica, que se diferencia de la geografía convencional, de corte pragmática, fragmentada y apolítica (Zamora 2019). La geografía crítica permite mirar procesos y no factores de la realidad, contribuyendo a una lectura del espacio desde la historicidad, totalidad, complejidad y contradicción.

Mapa 2. Provincia de El Oro: zonas bananeras 1982-2020

Fuente: MAGAP (1982) IEE-CLIRSEN (2017), CELIR (2019)

Elaborado: Giannina Zamora

En cuanto a las redes espaciales internacionales, su dinamicidad depende de la tendencia en la geopolítica global, donde la política mundial repercute “en bienestar material y en la identidad de los pueblos de distintos lugares” (Agnew 2005, p. 153).

La política mundial está marcada por la división del trabajo y se materializa través de convenios, tratados de libre comercio, entre otros; que se desplaza desde los centros de poder hacia las periferias, generando conexiones espaciales entre productores y consumidores. Los principales nodos espaciales para exportar el banano desde Ecuador son los puertos de Guayaquil y Bolívar (provincia de El Oro).

Una vez analizadas las diferentes miradas (políticas, económicas, sociales, espaciales) sociohistóricas del territorio desde los mapas convencionales, así como datos estadísticos, entrevistas a actores claves, se ha procedido a la reflexión y espacialización dialéctica, representada primero en formas elementales de organización del espacio (coremas) para luego definir el modelo espacial coremático.

III. RESULTADOS

El uso de estas herramientas de la geohistoria y su expresión coremática permiten analizar las relaciones, tensiones y conflictos en el territorio de la agroindustria del banano, y comprender la articulación espacio, tiempo y sociedad desde la vocería de los diferentes sujetos entrevistados, voces que se imbrican y complementan con los datos estadísticos y geográficos.

Las formas y estructuras territoriales de la agroindustria del banano muestran los procesos de las relaciones metabólicas agrarias bananeras, que se expresan en modelos espaciales simples denominados coremas que permitirá generar el modelo espacial de la costa sur.

En la costa sur, en torno a la agroindustria del banano, se han identificado cinco estructuras elementales: (1) efecto andino y de divisoria de aguas, (2) orbital de la propiedad de centro y periferia, (3) mercado orbital y de redes jerárquicas, (4) efecto de complementación y diferencia portuaria y (5) efecto de comercialización y distribución. Cada uno de los coremas de la costa sur, descritos a continuación, no consideran en su representación la escala cartográfica convencional y ponen en evidencia las tendencias y su trascendencia en la evolución del espacio.

El primer corema constituye el efecto andino y de divisoria de aguas, que define la cordillera de los Andes y que es el eje que organiza la estructura del espacio del Ecuador en las tres regiones: Costa, Sierra y Amazonía (Deler, 2007). En el corema 1 se muestra: (1) las aguas en dirección al océano Atlántico y (2) aguas que desembocan en el océano Pacífico y que definen la costa ecuatoriana.

Corema 1. Efecto andino y de divisoria de aguas

Elaborado: Giannina Zamora A.

El segundo corema, denominado orbital de propiedad de centro–periferia, consiste en un centro que se estructuró a inicios del siglo XX con la hacienda Tenguel, propiedad de la United Fruit, ubicada en la parte sur de la provincia de Guayas, y que fuera el epicentro de la expansión de plantaciones hacia la costa sur.

Esta estructura gráfica se caracteriza por el predominio de relaciones centro-semi periferia-periferia (Wallerstein 2004), donde el centro de poder político-económico es la UF. Espacialmente, la expresión de este modelo constituye formas y estructuras de paisajes de desarrollo, diferencia espacial y segregación.

Este corema en ciertos momentos presenta estructuras con aureolas simples o múltiples, en función de la demanda de la fruta por parte del mercado internacional. Se representa con el poder material y simbólico (1) y su zona de influencia (2).

Corema 2. Estructura orbital de la propiedad de centro – periferia

Elaborado: Giannina Zamora A.

Esta estructura se habría mantenido a pesar de la salida de la UF en 1962 pues, de acuerdo a ex trabajadores de la hacienda Tenguel, la United Fruit nunca se fue (entrevista realizada por Striffler 2002, p. 24): “simplemente había cambiado la forma en que controlaba la tierra, el trabajo y los mercados de la zona” (Striffler 2002, p. 4-6), manteniendo el control por medio de contratos entre los productores y el exportador, de manera que la UF habría continuado siendo uno de los centros de poder del mercado de banano.

La agricultura por contrato fue, y continúa siéndolo hasta ahora, respaldada por el Estado8 (Striffler 2010), lo que ha permitido el control de la tierra y la apropiación del plus-trabajo de los campesinos (pequeñas producciones) y de los trabajadores asalariados bananeros, por parte de los exportadores e importadores de la fruta.

El modelo de mercado orbital y de redes jerárquicas se manifiesta bajo la forma de fuerzas centrípetas (de control) y centrífugas (de expansión), en que los productores de diferentes tamaños de sus unidades de producción giran en torno a la United Fruit (bajo otra razón social), otras empresas nacionales, internacionales, mixtas, asociaciones o centros agrícolas. Los nodos de los modelos orbitales varían en radio y jerarquía, por la dinámica del mercado establecido por las lógicas del mercado convencional de la fruta (vertical) o de comercio justo (horizontal).

El modelo orbital se articula con redes jerárquicas internas y externas; a escala local, estas redes constituyen las interconexiones viales entre los lugares de producción y los puertos marítimos (nodo de articulación interno-externo), principalmente puerto Bolívar y el puerto de Guayaquil. A su vez, las redes espaciales local-global, que articulan el proceso producción-consumo, se tejen entre los puertos locales y los puertos de los importadores y el mercado de consumidores.

La primera red espacial en el litoral sur se hila alrededor del eje El Guabo-Tenguel-puerto de Guayaquil, mientras que una segunda red constituye el eje Santa Rosa - Machala – puerto Bolívar. La primera red se inserta principalmente en la zona de la cuenca aluvial del río Guayas y la segunda en la cuenca aluvial del río Jubones. A estas redes espaciales principales se suman redes secundarias conformadas por los ejes viales secundarios que conectan las plantaciones de banano a los puertos marítimos.

Este modelo espacial se observa en la costa sur con algunas variaciones, que tienen relación con la dinámica del mercado de banano, y que se expresan en: ampliación, reducción o transformación de las plantaciones bananeras, en que éstas últimas principalmente rotan a producciones de cacao y plátano (IEE_CLIRSEN 2017).

La siguiente estructura presenta: (1) puerto marítimo; (2) redes espaciales principales (líneas con flechas); (3) redes espaciales secundarias (líneas simples). (4). centros espaciales que constituyen las asociaciones y empresas privadas como nodos de intermediación en el proceso producción-exportación; (5) círculos concéntricos que constituyen los espacios de incidencia de los nodos.

Corema 3. Estructura de mercado orbital y de redes jerárquicas

Elaborado: Giannina Zamora A.

El efecto de complementación y diferencia portuaria se relaciona con las redes comerciales internacionales en el mercado de banano que se conectan principalmente a través del puerto de Guayaquil y puerto Bolívar, puertos que exportaron en el 2018 el 98% de la fruta (BCE, Estadísticas de Comercio Exterior 2002-2018). El primero, localizado en la desembocadura de un río con desventajas para embarcaciones de gran calado (Roberts 2009) e históricamente el principal puerto del Ecuador, debido a la influencia del poder económico de las élites guayaquileñas (Sánchez y Zamora, 2020), mientras que puerto Bolívar es un puerto natural (AMBE – IFAC, 1959), con todas las ventajas para las embarcaciones de diferente calado. Este puerto cobró importancia a partir de la primera década del siglo XXI, pasando de 0,60% de las exportaciones de banano en el 2010 al 28,85% para el 2011, mientras que para estos mismos años el puerto de Guayaquil exportaba el 99,29% de la fruta y pasó al 70,90% (BCE, Estadísticas de Comercio Exterior 2002-2018).

En el siguiente corema se observa la manera dinámica y complementaria, pero desigual, entre los puertos. Se simboliza con (1) puerto de Guayaquil, (2) puerto Bolívar y (3) la complementariedad y diferencia espacial portuaria.

Corema 4. Efecto de complementación y diferencia portuaria

Elaborado: Giannina Zamora A.

Otra de las estructuras elementales de la costa sur representa el nodo de distribución y comercialización interna y externa, a través de los puertos.

En el corema 5 se visualiza: (1) los puertos marítimos o nodos de articulación espacial entre la producción y el consumo, (2) la distribución de los réditos de la exportación y (3) los flujos de comercio local -global-local en los puertos.

Corema 5. Nodo de distribución y comercialización interna y externa

Elaborado: Giannina Zamora A.

Cada uno de los coremas simples dan forma y estructuran al modelo espacial de la costa sur ecuatoriana, en torno a la agroindustria del banano; es decir, cada uno de los coremas representa los diferentes poderes espaciales de inclusión, dominación, segregación, que se articulan en diferentes escalas geográficas, y que producen y reproducen paisajes de riqueza y pobreza (Bauman 2011).

El modelo espacial coremático de la costa sur constituye la composición de manera complementaria no yuxtapuesta de las cinco estructuras elementales (coremas) que se detallaron anteriormente, y para su representación se han sumado algunos símbolos explicativos como son: (1) puertos, (2) explotaciones mineras, (3) poblados, (4) centros de intermediación en la compra de la fruta, (5) zonas de banano, (6) límite provincial, (7) otros procesos productivos o extractivos y (8) eje o vínculo de navegación internacional. El representar a otras actividades productivas o extractivas (ganadería, acuacultura, entre otros) con un símbolo (7) pretende minimizar el ruido en el modelo espacial, con el objeto de ganar legibilidad en el análisis y reflexión.

Fig. 5 Modelo espacial de la costa sur 2000- 2020 en torno a la agroindustria del banano

Elaborado: Giannina Zamora Acosta

El modelo de tejido espacial de mercado global: en este modelo los nodos son las agrupaciones sociales que se consolidan entre productor-exportador-importador-consumidor, generando una red económica a escala global.

En este modelo se priorizan los tiempos de conexión del proceso producción-consumo, que permiten trasladar de un lugar a otro el objeto-mercancía (banano).

El mercado bananero, al ser parte del mercado global de capital, se articula de manera dinámica con productores-exportadores-importadores-consumidores, siendo estos dos últimos los que marcan: el ritmo del mercado (velocidad), el tipo de producto (convencional u orgánico), el tipo de mercado (abierto a la demanda o de comercio justo), el precio de la caja (oferta-demanda), entre otros.

Por lo tanto, las dinámicas del tejido espacial en tiempo de globalización responden a las espacialidades de poder que se entretejen en las dimensiones espaciales general-particular y singular, que se expresan en relaciones, tensiones y contradicciones.

El siguiente corema pretende visualizar las relaciones del proceso producción-consumo, en el cual se considera: (1) Ecuador (productor), (2) mercados (tamaño depende del monto de exportación), (3) nodo de enlace flotante (aguas internacionales). (a) conexión mercado a Rusia, (b) conexión a Estados Unidos, (c) conexión de Puerto Bolívar o Guayaquil con nodo de enlace flotante, (d) Conexión a China, Medio Oriente, Asia, (e) conexiones variables desde el nodo de enlace flotante.

Corema 6. Tejido espacial de mercado global

Elaborado: Giannina Zamora A

IV. DISCUSIÓN

En los resultados se explica las cinco estructuras gráficas (coremas) simples que configuran el modelo espacial de la costa sur, a lo que se agrega el corema del tejido espacial global. En cada uno de ellos se destacan las distintas escalas espaciales que van desde lo global hasta lo local y viceversa, sin considerar la rigurosidad de la escala cartográfica. En cada modelo están presentes campos de fuerzas que se atraen, complementan o repelen, configurando relaciones espaciales complejas y contradictorias.

Se ha intentado teorizar y reflexionar sobre realidades representadas de los espacios geográficos, tanto desde los mapas convencionales construidos a partir de la grafía que fragmenta, o desde mapas y coremas construidos desde la mirada de la geografía crítica.

Esta investigación propone representar la dialéctica espacio-tiempo-sociedad desde los modelos espaciales denominados coremas, mismos que tratan de encontrar estructuras simples en la configuración espacial. Como se ha explicado, los coremas han sido construidos a partir de reflexión de la categoría territorio, entendido éste como el resultado de la articulación de procesos económicos, políticos, sociales, ambientales y culturales.

Los cinco coremas (estructuras simples espaciales) representan al espacio desde la reflexión y análisis espacio-tiempo-sociedad, desde diferentes escalas espaciales (jerárquicas, complejas y dialécticas), por cuanto el territorio no es estático sino dinámico, con límites que nunca se mantienen fijos, pues son redefinidos, impugnados y re estructurados (Harvey, 2012).

La representación del modelo espacial de la costa sur y el tejido espacial global en el movimiento del proceso producción-consumo pone de manifiesto el poder social, que varían espacio-temporalmente, “dependiendo de quién controle qué y en qué escala” (Harvey 2012, p. 97).

V. CONCLUSIONES

El espacio agroindustrial en general, y el del banano en particular, constituye la sustancia que da forma a las identidades de los sujetos sociales que producen y reproducen prácticas y representaciones espaciales y que subsumen a los espacios vividos de campesinos o pequeños productores bananeros, quienes tratan de mantener algunas prácticas saludables en la relación espacio-naturaleza.

El modelo espacial agroindustrial establecido por prácticas sociales extractivas no solo es la producción de bananas en el espacio, sino que es la producción del espacio en sí mismo.

La mirada del espacio y del territorio desde las diferentes escalas en las que se organizan las actividades humanas, y representadas desde un corema, permite comprender los tejidos, conflictos y tensiones desde la multiescalaridad espacial: global-local-global, sin preocuparnos de las precisiones en la forma del objeto de estudio, así como de la escala cartográfica.

Por lo tanto, los coremas constituyen una propuesta para sintetizar la multidimensionalidad de los procesos global-local-global, donde se expresan los procesos protectores y destructores presentes en las relaciones metabólicas agrarias sociedad-naturaleza, y que se manifiestan en diferencias espaciales de exclusión, segregación y riqueza.

Estas diferencias espaciales producen y reproducen modos y estilos de vida que determinan socialmente las formas de vivir, enfermar y morir; y, como plantea Breilh (2017), no existen enfermedades de la pobreza, sino enfermedades por la inequidad.

El uso de representaciones por medio de coremas podría plantearse como una forma de que el espacio de representación se sobreponga a las prácticas espaciales y a la representación espacial, generando fisuras que permitan plantear propuestas de espacios de vida saludable, de emancipación, de resistencia, de libertad, que no solo reflejen una lucha de intensiones sino también de voluntades y decisiones (León 2018), desde la teoría y la praxis.

Los espacios de libertad devendrían “contra espacios” (Oslender 2010) a los espacios hegemónicos malsanos, producto de la transgresión a los principios de las 4S (sustentabilidad, soberanía, solidaridad y seguridad) de la vida (Breilh, 2019), y que se han materializado en pandemias, cambios climáticos, injusticia espacial, segregaciones socio-espaciales entre otras, en todas las escalas geográficas y espaciales (Zamora 2021).

El enfoque geohistórico constituye una herramienta teórico – metodológica que a través de herramientas como coremas, grafiados desde la geografía crítica, permiten reflexionar sobre el poder espacio-tiempo-sociedad desde los diferentes modelos espaciales simples, posibilitando entender la realidad desde las estructuras comunes y pensar críticamente la relación espacio-tiempo y sociedad, histórica y presente, apoyando a mirar el futuro con propuestas de espacios de vida saludables.

Por lo tanto, podemos concluir expresando que el corema (herramienta) y el modelo espacial coremático construido desde una mirada crítica de la realidad geo-histórica podrían restablecer el valor de la representación espacial del espacio-tiempo-sociedad desde la complejidad, su dialéctica y su totalidad, y que permitirían proponer teoría y praxis espaciales presentes y en prospectiva para materializar espacios de vida saludable, de autarquía y libertad.

Para los investigadores, las representaciones espaciales deberían apoyar no solo a una reflexión teórica y constructora de nuevos sentidos, sino también a construir puentes de diálogo con otras perspectivas teóricas y de práctica política, para la transformación social y la edificación de espacios plurales de esperanza y libertad.

VI. AGRADECIMIENTO

Hago presente mi agradecimiento a Henri Godard por sus reflexiones, comentarios y material aportado para el desarrollo de algunos de los coremas incluidos en este artículo y en mi tesis doctoral.

VII. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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SIGLAS

ANBE Asociación Nacional de Bananeros del Ecuador

BCE Banco Central del Ecuador

CCONDEM Coordinadora Nacional para la Defensa del Ecosistema Manglar

CLIRSEN Centro de Levantamientos Integrados por Censores Remotos

FAO Food Agriculture Organization

IEE Instituto de Estudios Espaciales

IFAC Instituto francés de investigaciones fruteras de ultramar

IGM Instituto Geográfico Militar

INEC Instituto Nacional de Estadísticas y Censos

UF United Fruit

UROCAL Unión Regional de Organizaciones Campesinas del Litoral


1 Durante el período 1860 a 1920 el Ecuador vivió el auge del cacao (Larrea 1987), producto que había contribuido a la economía nacional hasta 1914, pero mantuvo la matriz de inequidad (Baquero y Mieles 2014) y la estructura clasista del país (Saad 1975)

2 La crisis del modelo mono-exportador de cacao se manifestó en crisis sociales, económicas y políticas en el Ecuador (Striffler 2002, Roberts 2009).

3 Proceso que puso fin al enclave bananero en Ecuador (Striffler 2002, 10). Más tarde se entregaron títulos de propiedad a través del IERAC (Carrillo 2013), pero no se les apoyó con créditos ni con medios para articularse al mercado, dando paso a medianos y pequeños productores que se enfrentaron a problemas para producir y comercializar sus productos (Striffler 2002).

4 El texto de Striffler (2002), en su versión original, está en inglés; el texto colocado entre comillas- ha sido traducido por la autora.

6 Un elemento a considerarse externo a los espacios del agronegocio del banano, pero imbricado en sus capitales de inversión, se considera la industria del camarón (acuacultura), proceso extractivo que cambió de manera drástica la forma y estructura del espacio litoral durante 1980-2000, debido al emplazamiento de piscinas camaroneras en espacios de ecosistemas de manglar, destruyendo este ecosistema a nivel nacional en aproximadamente un 70% (CCONDEM 2007).

7 Articulo original en francés y traducido por la autora

8 Actualmente los contratos productor-exportador se registran en el Ministerio de Agricultura, organismo que define el precio referencial de la caja de banano, que para el 2020 se estableció en 6,20 USD/caja, pero durante “dos semanas de marzo, por la pandemia se pagó a 2,80 la caja de banano a los productores, perjudicando especialmente a los pequeños” (entrevista T001, abril 2020).

Recibido: 08 de enero de 2021

Aceptado: 09 de abril de 2021

Publicado como artículo científico en la Revista de Investigación Talentos VIII (1), 62-83

Fig. 4. Exportaciones de banano 1990- 2018

Fuente: Cálculos del International Trade Centre (ITC) basados en estadísticas de UN COMTRADE e del ITC. De enero 2020. Disponible en https://www.trademap.org/Index.aspx

Elaboración: Giannina Zamora Acosta, 2020.